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Mi experiencia personal haciendo el Camino Primitivo en bici de carretera en modo bikepacking

Tres etapas intensas, paisajes infinitos y una bici ligera: así viví mi Camino Primitivo de Oviedo a Santiago en modo bikepacking

Tres etapas intensas, paisajes infinitos y una bici ligera: así viví mi Camino Primitivo de Oviedo a Santiago en modo bikepacking

Para alguien como yo que creció cerca de Oviedo y ha estudiado y trabajado allí el Camino Primitivo es sencillamente El Camino. Te suena que hay otros. En verano vas a la costa y ves peregrinos por allí, pero ese es otro Camino. Te haces mayor y descubres que es un Camino bastante durillo pese a su corto recorrido y, por ello, poco transitado. Un día se dan las circunstancias propicias y te decides: es el momento. Ves que pasarás por sitios que hace 25 años que no visitas (cualquier tiempo pasado fue mejor), que te permitirá visitar alguna montaña apetecible y rastrear los orígenes de tu familia y te das cuenta que va a ser algo especial.

En este artículo te cuento cómo lo preparé, las tres etapas que hice, mis sensaciones en cada una y algunos consejos que pueden ayudarte si estás pensando hacer el Camino en bici. También te dejo el vídeo completo de la experiencia en mi canal de YouTube y los enlaces a las rutas en Strava.

👉 Si buscas consejos más detallados sobre cómo planificar tu Camino, puedes leer mi guía para principiantes en bici.

🎥 Vídeo del Camino Primitivo en bici

🚴‍♂️ Preparación y planificación

Etapas de Camino Primitivo

El Camino Primitivo tiene un recorrido de unos 330km y unos 6.500m de desnivel positivo. Para hacerlo a pie se suele repartir en unas 14 etapas de unos 20km, pero en bici, incluso yendo por senderos suele reducirse a 6, lo que nos deja en promedio 55km y 1.000m por día. Para mucha gente es una cifra ya respetable si se quiere disfrutar y hacer alguna visita. Si además optas por seguir el Camino original ten en cuenta que los senderos tienen pendientes fuertes y el piso es muy irregular, especialmente en las etapas asturianas, así que es mejor venir con margen.

En mi caso quería hacerlo con bicicleta de carretera y tratar de encontrar un equilibrio entre disfrute y reto. Como estoy bastante acostumbrado a estas distancias (cuando estoy entrenado) decidí que lo haría en 3 etapas. En teoría serían 110km por día, pero la distribución de los albergues me obligó a ajustarlas ligeramente. Tengo que decir que, si bien suelo hacer distancias/desniveles similares e incluso mayores, nunca había hecho bikepacking ni salidas largas varios días consecutivos, lo que ponía un punto de incertidumbre.

A groso modo la idea era ir hasta Pola de Allande, pueblo que me encanta (y con albergues muy alejados a continuación), seguir el día siguiente hasta Lugo y terminar el tercer día en Santiago. Buscando albergues me di cuenta que quería quedarme en sitios pequeños para poder hablar con otros peregrinos. Enseguida encontré el albergue de Colinas de Arriba que además era bike friendly, unos kilómetros antes de Pola de Allande y que me dejaba un primer día algo más corto y descansado de lo previsto (90km). Desde ahí podría haber ido a Fonsagrada o Lugo y tener una tarde entretenida, pero a medio camino me llamó la atención O Cádavo, un pueblito también bastante pequeño y tranquilo, rodeado de montes, con varios albergues. De esta manera me salía una segunda etapa algo más larga (105km) aunque muy dura y una última de 135km, más larga pero tras la que podría recuperar sin problemas.

Fechas y meteorología

En cuanto a la época, el verano quedaba descartado por ser la época de mayor masificación. Antes del verano era complicado organizar los entrenamientos, así que, con la esperanza de tener buen tiempo decidí esperar a septiembre. La cosa estaba entre el puente del día de Asturias (8 de septiembre) y las fiestas de Oviedo (San Mateo, 21 de septiembre). Lo bueno de ir tan pocos días es que puedes tener una previsión meteorológica fiable con bastante margen, así que cuando unos días antes del puente del día de Asturias vi que la previsión era razonablemente buena pedí unos días en el trabajo y reservé plaza en los albergues.

Nutrición y equipamiento

Probablemente haga una entrada más específica sobre este apartado, pero en resumen, llevaba encima para comer:

  • 3 rice cakes
  • 5 barritas energéticas
  • 1 gel

El resto tendría que ir comprándolo sobre la marcha. La idea era desayunar bien, no tener que parar a comer sino tomar algún pincho e ir tirando hasta la cena.

En cuanto al equipo:

  • Bici, casco, gafas de sol, zapatillas
  • Material para reparaciones
  • Ropa de calle para las tardes
  • Ropa de recambio para la bici
  • Cosas para higiene personal, tapones para los oídos, …
  • Ropa impermeable, pese a la buena previsión

Logística

Como expliqué antes, tengo la suerte de vivir muy próximo al Camino, por lo que un desplazamiento en tren de media hora me dejaría en Oviedo, a pocos minutos de la catedral, inicio oficial del Primitivo.

La credencial del peregrino la traía ya de casa: la había recogido la semana anterior. Esa última semana la dediqué a ir recopilando cosas, pesándolas (obsesivamente) y guardándolas en bolsas para facilitarme la organización.

Etapa 1 del Camino Primitivo en bici: Oviedo → Colinas de Arriba (Tineo)

El jueves 4 de septiembre a eso de las 9 de la mañana cogí un tren que me dejó en Oviedo sobre las 9:30. Cuando estábamos llegando se veían gotas en los cristales del tren… ¡Empezamos bien! Bajo un fino orbayu comencé a rodar acercándome a la catedral de Oviedo entre un tráfico bastante intenso. Antes de llegar unos peregrinos me saludan ya: con la bolsa no puedo esconder mi condición.

En la plaza estaban instalando las casetas que se usarán para las fiestas. Está lleno de policías locales, camiones y grúas. Estoy algo nervioso y me acuerdo de mi abuelo, que si estuviera vivo me diría: «¡Tas loco nin!». Pero quiero pensar que en el fondo estaría orgulloso de mi. Enseguida me voy de la catedral, la ciudad me repele, hay ganas de salir de ella.

Recorro las calles principales repletas de coches y obras que ralentizan el avance en estos primeros kilómetros. Cuando por fin salgo enseguida me encuentro con los primeros peregrinos. Estos primeros kilómetros fuera de la ciudad empiezan a pasar más rápido, me obligan a concentrarme (sobre todo en las bajadas) y los nervios se disipan. Enseguida estoy subiendo el Escamplero, alto corto pero bastante empinado y me tranquilizo del todo ya que veo que aún con la bolsa cargada me muevo bien.

Al pasar por el Escamplero me equivoco de camino y doy un pequeño rodeo. En Santuyanu me doy cuenta y tomo un desvío que me devuelve a la ruta, llegando a Valduno y Peñaflor donde paro por primera vez a coger agua en una fuente. Primera parada, todo bien. Unas fotos para tranquilizar en casa y al lío otra vez.

Entro en Grado por una pista próxima a la estación de tren. El tiempo parece más claro ahora. Hasta aquí me he encontrado con muchos peregrinos ya. No me sorprende ya que es sabido que los distintos Caminos de Santiago están muy masificados estos últimos años. Enseguida salgo de Grado y empiezo a subir la Cabruñana, un puerto que me gusta bastante, sin tráfico, cruzándome con otros ciclistas, unos 6km, pendientes medias. Aquí el Camino discurre por el otro lado de la montaña así que no me encuentro a ningún peregrino. El puerto lo subo tan bien que incluso mejoro algunos tiempos en segmentos con respecto a la otra vez que pasé por aquí sin mochila y con una bici mejor.

Una vez arriba foto para enviar a casa, pongo el chaleco y para abajo. Es un descenso rápido y bastante ancho, con alguna curva delicada, pero como ya lo conozco no tengo ningún problema. Una vez cerca de Cornellana vuelvo a entroncar con el Camino y vuelvo a cruzarme peregrinos a pie que aprovechan para comer algo. La mayor parte dormirán en Salas, mi próxima parada.

El tramo a Salas no tiene arcén y suele tener bastante tráfico, incluso pesado, además de picar para arriba. ¿Podría ser peor? Enseguida me salgo de la nacional a una secundaria más tranquila (y mucho peor asfaltada, incluso con un tramo de sterrato 😉) donde puedo coger agua y sigo cruzándome con peregrinos a pie. A diferencia de la última vez que pasé por ahí en bici decido entrar en Salas. Veo que están reformando la antigua fábrica de yogures para hacer mozzarella, esperemos que sigan dando trabajo en la zona. En las letras de Salas paro, apoyo la bici en un banco y como un rice cake. Me siento un poco flojo. Como siempre, he tardado mucho en empezar a comer.

Empiezo a subir La Espina con dudas en vistas de lo que aún me queda, pero enseguida hace efecto el rice cake y acabo la subida a buen ritmo mejorando otra vez algunos tiempos de mi anterior paso por aquí. Una vez arriba comienza el terreno desconocido (la otra vez bajé a Trevías y seguí hacia Luarca). Éste va a ser el peor tramo del primer día por la densidad de tráfico y la falta de arcén hasta Tineo. El terreno pica hacia arriba casi todo el rato, por lo que se hace largo.

Entro en Tineo aliviado por salir de esa carretera. En la primera fuente que me encuentro relleno el bote. Foto en las letras de Tineo para enviar a casa (¿queda algún sitio en el mundo sin letras?). Al salir de Tineo da el sol, pero sopla un viento muy fresco. No me paro a abrigarme, entre otras cosas porque es cuesta arriba, pero me doy cuenta que apenas he sudado.

En el alto de Piedratecha sigo el Camino que se acaba convirtiendo en pista, pero al ser bajada enseguida me paro a consultar la ruta por si acaso y doy la vuelta. De vuelta en Piedratecha, un descenso rápido me lleva a Campiello, donde me sorprende la desproporcionada infraestructura para peregrinos en comparación con la entidad del pueblo. Está a rebosar.

Unos tramos muy solitarios rodeados de maizales me conducen a la AS-219, donde la señal de Luarca me da una alegría y envío una foto a casa como dudando si seguir el Camino o tirar para allí.

Atravieso varios pueblos pero apenas veo gente ni pasan coches y cuando pienso que me faltarán unos pocos kilómetros para mi destino doy una curva y veo que ya he llegado. Sin posibilidad de pérdida me acerco al albergue y enseguida me atienden. Super amables y atentos. Un sitio tranquilo, lo que buscaba. Me instalo, me ducho y enseguida empiezo a hablar con un catalán, Salva, que viene a pie y un matrimonio de Santiago. Hablamos de viajes y aventuras. Salva se ha hecho el Camino Francés este mismo año y antes de terminar el Primitivo ya está pensando en hacerse el portugués. Incansable. Por su parte, los gallegos nos cuentan dónde comer el mejor pulpo según el sitio de Galicia y nos hablan de las playas de la zona de Finisterre.

La conversación es tan entretenida que la hora de la cena llega pronto (además en los albergues se cena temprano). Entramos al comedor y somos gente de muchos sitios: Argentina, Uruguay, Brasil, Estados Unidos, Australia, Polonia y varios sitios de España. Yo era el único asturiano. ¿Quién ha dicho que hay que irse lejos para tener una experiencia internacional o para practicar idiomas? El ambiente es buenísimo, todo el mundo bromea con los demás y la cena, un arroz con setas o pollo, según el gusto de cada uno, y una ensalada, está exquisita.

Una vez acabada la cena, vamos recogiendo nuestra ropa (lavada en el albergue) del tendal y nos metemos en nuestras literas.

El albergue de Los Hospitales (Colinas de Arriba) resultó la mejor elección posible para mi primera noche peregrina. Las instalaciones son muy nuevas, la atención es de 10, majísimos y, aunque en el pueblo no hay nada (son 4 casas) ya te ofrecen ellos todo lo que puedas necesitar (cena, desayuno -bien copioso-, lavado de ropa, bar…). Para los más curiosos, en total fueron 37€ que incluyen: alojamiento, cena, desayuno y lavado de ropa. Además, desde este albergue puedes elegir si continuar por la ruta de los Hospitales o bajar a Pola de Allande y subir por el tramo que va paralelo a la carretera de El Palo.

…Continuará

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