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Camino Primitivo en bici – Etapa 3: O Cádavo a Santiago de Compostela
Última etapa del Camino Primitivo en bicicleta de carretera. Mi experiencia final pedaleando desde O Cádavo hasta Santiago: perfil, consejos y sensaciones al llegar.

👉 Si buscas consejos más detallados sobre cómo planificar tu Camino, puedes leer mi guía para principiantes en bici.
👉 Mi primera etapa por el Camino Primitivo en modo bikepacking.
👉 Mi segunda etapa por el Camino Primitivo en modo bikepacking.
Etapa 3 del Camino Primitivo en bici: O Cádavo → Santiago de Compostela
El primer peregrino que se va de la habitación algo después de las 6:00 am me despierta pese a que lo tiene todo preparado y apenas hace ruido. Podían aprender de él los siguientes en ponerse en marcha (de algún país del este) que estuvieron revolviendo y dando golpes por la habitación sus buenos minutos. Tengo pensado salir medio temprano para no hacer esperar a la familia en el Obradoiro. Hemos quedado sobre las 16:00h.
Mientras la gente se va levantando bajo a la entrada del albergue, engraso la transmisión de la bici y hago un poco de tiempo hasta que se levante la gente para ir a organizar la bolsa de sillín. Pasa el tiempo y por allí no aparece nadie, así que me tengo que apañar para desayunar con un café de máquina y una caña de chocolate. Ni especialmente apetecible ni mucho menos recomendable 🤢 para lo que me espera hoy: 140km y unos 2.000m de desnivel positivo plagados de repechos…
Pasado un rato subo a la habitación, ya no puedo esperar más, pero un grupo de chavales británicos y americanos no tiene prisa por levantarse hoy. Cuando ya decido que si no se levantan cojo las cosas y las organizo como pueda abajo ya han encendido la luz y se están levantando. Parece que hoy no voy a ser el último en salir…
Enseguida me preparo y salgo del albergue. Hoy ya no hay nervios: ¡hay ganas de darle caña! Unas fotos en la calle con la luz del amanecer y ¡a pedalear! Voy muy motivado, así que es importante controlar. El recorrido empieza con una subida de unos pocos kilómetros hasta el Alto da Baqueriza (836m). Hay un amanecer muy chulo y paro a disfrutar y hacer un par de fotos. A partir de aquí el recorrido tiene tendencia descendente hasta Lugo.
Es sábado y la hora mañanera hace que no haya apenas tráfico, cosa que se agradece porque la carretera (que tiene algunos tramos sin pintar) permite a los vehículos circular a velocidades altas. Este tramo lo hago bastante rápido y en poco más de 1h estoy entrando en Lugo.
De Lugo a Melide por Los Hospitales
En Lugo me reciben unas cuestas importantes. La ciudad está en lo alto de una empinada colina (como cabe esperar de cualquier fortificación) y toca remontarla para llegar a la muralla romana. Justo antes de entrar veo una cafetería con unas napolitanas de chocolate muy apetecibles, así que aparco la bici y me como una delante de la puerta ya que con el desayuno cutre que he tomado ya noto el estómago vacío. La muralla es Patrimonio de la Humanidad por la Unesco y no es de extrañar.
Entro en la parte antigua de la ciudad y sin posibilidad de confusión salgo a la Plaza Mayor, donde relleno el bote de la bici. Seguidamente paso por la Catedral románica de Santa María y me paro en la plaza a hacer unas fotos ya que está cerrada aún. En general se ve que la ciudad se está desperezando aún.
Tranquilamente bajo la colina por el extremo opuesto por el que he entrado en Lugo y cruzo el Miño todavía con una luz espectacular. El Camino sigue unos metros paralelo al río hasta que unas duras rampas me obligan a volver a esforzarme. Esta zona está llena de peregrinos, bicigrinos y ciclistas locales. Al coronar la cuesta se sigue por una carretera con cambios de rasante pero siempre con poca pendiente que acaba convirtiéndose en una carretera sin división en la mitad, que va pasando por muchos pueblos.
Poco a poco el paisaje se va tornando más rural y agradable de pedalear. Está todo lleno de robles, algunos de bastante porte. Aunque aún falta para el otoño algunas ráfagas arrancan hojas que caen a mi paso dando un ambiente muy especial. También paso por varias iglesias pequeñas con su cementerio. ¡Este es el tipo de ruta que haría aunque no fuera el Camino de Santiago!
Tras una pequeña bajada paso al lado de una fuente y vuelvo para rellenar el bote: nunca sabes dónde encontrarás la siguiente y la jornada será calurosa otra vez.
En un cruce me salto un desvío y cuando esperaba estar subiendo rampas de dos cifras me veo subiendo suelto y fácil… Me paro a mitad de rampa para comprobar la ruta y… ¡efectivamente! Me he salido del recorrido. En lugar de dar la vuelta, veo que si sigo avanzando enseguida sale un desvío a la derecha que me devuelve al trazado así que opto por eso. Pienso que, además, igual me salto de esa manera los repechos duros. Ja.
Abro el gel para tomar un sorbo e ir metiendo energía al cuerpo y justo antes de girar a la derecha paro en un grifo absurdo en mitad de un pueblo para coger agua: si no me pongo malo del estómago será un milagro. Me desvío y empiezo a subir al alto do Hospital. El tema empieza bien, sin mucha dureza, aún voy razonablemente fresco. Pero llego a un pueblo llamado San Fiz y la cosa se inclina de mala manera. Desde aquí hasta el alto la pendiente se encarama a las dos cifras casi todo el rato. Meto todo el desarrollo y poco a poco voy subiendo bastante suelto. La rampa máxima andará por el 17% y sin embargo no necesito descansar en ningún momento.
Justo antes del alto hay un área de descanso con su fuente, pero no me hace falta parar. Corono a la vez una chica que va a pie y me hago un par de selfies al lado del poste de 63km a Santiago. Chupao.
Me pongo a bajar con mucho cuidado, ya que la carretera es bastante estrecha, el asfalto está totalmente descarnado y los laterales están cubiertos de grava. Me cruzo con un Ibiza rojo que sube y pasamos un poco cerca ya que ninguno de los dos quiere meterse hacia los lados… Lo bueno es que este tramo se termina pronto y desemboca en otro tramo mejor asfaltado donde incluso puedo acoplarme un poco para rascar un poco de velocidad.
La bajada continua por un tramo más ancho pero con asfalto bastante malo. Voy pasando por varios pueblos donde algunos vecinos aprovechan para hacer sus pequeños bares/restaurantes/máquina expendedora en sus casas orientado todo al peregrino. No es casualidad: aquí el Primitivo se une con el Camino Francés y la cantidad de personas es muy alta.
Finalmente entro en Melide y me paro en un bar/hamburguesería que tiene buena pinta y del que salgo enseguida porque quiero comer algo rápidamente y continuar, no quiero esperar a que cocinen. Acabo entrando en un bar un poco más alante donde nuevamente tiro de la combinación ganadora: coca-cola y pincho de jamón. Pido que me sellen la credencial y que me rellenen el bote de agua. 2,5€. Baratísimo.
🎥 Vídeo del Camino Primitivo en bici
De Melide a Santiago
Con el depósito lleno y habiendo descansado un poco salgo de un Melide que bulle de gente. Hay una carpa con música en el centro del pueblo, montones de coches y peregrinos en bici y a pie por todas partes. Parece que ya me he acostumbrado al calor. Molesta, pero no tanto como ayer (seguramente también porque al haber menor pendiente puedo moverme algo más rápido).
La masificación en este tramo una vez confluyen los dos Caminos es muy palpable. La mayor parte de la gente hace los últimos 100km que son el mínimo para conseguir la codiciada Compostela. El hecho de ser (el Francés) probablemente el Camino más asequible físicamente también ayuda.
La carretera a partir de Melide es una nacional con mucho tráfico y a gran velocidad. Incluyendo tráfico pesado. Vamos, el tipo de carretera que siempre intento evitar en mis rutas. Es tal el estrés que siento que aquí marco la velocidad máxima de mi recorrido con unos 74km/h, que seguramente haga años que no alcanzo… Algunos tramos tienen un carril de lentos que mitiga un poco esa sensación, pero son contados. A cambio, la gente te va animando desde los coches porque saben y valoran lo que estás haciendo.
Después de un tramo bastante largo llego a Arzúa. Aquí, al menos, los coches pasan a una velocidad más moderada. Además la salida es en bajada, lo que hace que se pueda quitar rápidamente algo de distancia. Poco más adelante la carretera llega a una rotonda que da entrada al tramo ya inaugurado de la autovía Santiago - Lugo. Y por ahí se van casi todos los coches. A partir de aquí la carretera es mucho más agradable. Cuando la autovía esté inaugurada hasta Melide este tramo será bastante más tranquilo y seguro.
Alcanzo a un chico de 12 años y a su padre, alemanes, que vienen en bici desde París. Brutal. Me quito el sombrero (el casco). Les cuento que yo vengo de mucho más cerca y continúo a mi ritmo. Este tramo es un continuo sube y baja que dificulta encontrar un ritmo rápido y sostenible. Después de un rato llego a un alto con dos bares que están a reventar de peregrinos. Me plantearía parar pero me agobia sólo de pensarlo. Continuo bajando y llego a O Pedrouzo. Esta es la última parada antes de Santiago y está todo abarrotado de infraestructura relacionada con el Camino. Albergues, pensiones, bares, alquiler de bicis… La gente me mira desde las terrazas y se nota un ambiente de excitación general.
Sigo. Ya encontraré dónde parar, aunque no tengo agua, pero bueno, falta poco. Justo antes de subir el repecho del aeropuerto adelanto a una pareja de ciclistas que están apartados en el arcén. Ella parece muy cansada y él le da ánimos. Rodeo el aeropuerto por el norte y vuelvo a bajar para… ¡sorpresa! Volver a subir.
A la altura de un hotel próximo al monte do Gozo me aparto de la carretera una vez más a consultar cuánto me puede faltar y veo que ya casi nada. Enseguida comienza la bajada y paso por encima de una autopista. Y por fin, ya veo el legendario cartel de Santiago con el fondo arco iris.
Fin del Camino: llegada a Santiago
Me hago la foto de rigor con el cartel y la envío a la familia que ya está esperando en el Obradoiro. En una plaza me paso unos minutos intentando orientarme. Creo que mi nivel de azúcar está tan bajo que la neurona ya no carrula. Continúo cuando finalmente me oriento por la rúa dos Concheiros. Huele a meta. Llego a la rúa de San Pedro, que está prohibido bajar en bici. Puedo desviarme subiendo un poco y seguir montado, pero opto por caminarla.
Cruzo la carretera y entro por la Porta do Camiño en el casco antiguo. Hay muchísimos turistas que aprovechan el buen tiempo. Me siento ajeno al trasiego. Voy caminando, ya que aunque no estuviera prohibido es imposible avanzar sin atropellar a alguien. El Camino no tiene pérdida, Plaza de Cervantes, Plaza de la Inmaculada, escaleras y llegada al Obradoiro. ¡¡¡Cuanta gente!!! Me siento hasta desorientado. Busco con la mirada a la familia y por fin los veo. Nos damos un abrazo y me dejan unos minutos descansando para visitar la catedral. Me dan algo de comer y de beber y me siento en el suelo, como tantos otros peregrinos.
Descanso, comida y bebida me hacen recuperar en poco tiempo. Es mi turno de visitar la catedral, que hace años que no piso. Visita relámpago para no hacer esperar. Salimos y nos vamos al coche. Por el camino compraremos otro batido y agua. Me cambio de ropa en el parking, sacamos el coche y le monto la bici. Me despido de Santiago escuchando Teddy Swims, que he venido cantando estos días. Conduzco yo porque no estoy muy cansado. Estamos todos felices y nos contamos nuestras aventuras, ¡y eso que nos despedimos el jueves!
Conclusiones al Camino
He estado 3 días pedaleando por el Camino Primitivo y las principales conclusiones que saco las puedes ver a continuación.
Infraestructura
Una de las mejores cosas que tiene el Camino es la enorme infraestructura que tiene: albergues, restaurantes y hasta máquinas de vending en rincones perdidos. Es muy fácil cubrir tus necesidades sobre la marcha incluso aunque estés en las zonas menos pobladas. Todo esto permite adaptar incluso sobre la marcha las etapas a nuestras capacidades de cada momento, improvisando. Esto hace que sea una actividad fácil de organizar y de realizar, siempre y cuando contemos con una preparación adecuada. Piensa no obstante que la parte que yo conozco incluye Asturias y Galicia que por su proximidad al final del Camino son las zonas más visitadas y por ello las más equipadas.
Dureza y paisaje
El Camino Primitivo es un recorrido bastante duro. Sí, podría haber hecho más etapas y así dividir la dureza, pero eso no me hubiese quitado metros de desnivel. Hubiese tenido que subir el Palo y El Acebo igualmente, y casi con seguridad en la misma etapa ya que es una de las zonas con menos infraestructura. Por otra parte, esta falta de infraestructura convierte al tramo de Pola de Allande a Grandas de Salime en el más guapo del recorrido. Si alguien quiere conocer parte del Camino pero sólo puede hacerse un tramo, sin duda le recomendaría éste.
Masificación
Antes de salir ya sabía de la masificación del Camino. Por eso elegí las fechas que elegí. Y sí, yo también contribuí a esa masificación, pero uno de los motivos para hacerlo en bici era precisamente poder hacer el tramo más masificado sin tener que pararme a dormir en él. Que fuese un trámite. El hecho de que la mayor parte de la gente priorice hacer los 100km finales más la confluencia de varios Caminos hacen que esta parte esté atestada de gente.
Para mi, la esencia de este tipo de actividades viene del viaje interior que suponen y no por llegar a un sitio concreto u obtener un papel (la Compostela). Además, el Camino puede hacerse en varios años, conociendo sitios más intersantes en lugar de, como hace mucha gente, centrarse en los 100km finales de un Camino distinto cada año. Personalmente si pudiese volver a vivir alguna experiencia de este Camino no sería necesariamente la entrada en el Obradoiro.
También es cierto que esa priorización de la llegada a Santiago tiene sus ventajas: si te sales de esos 100km finales estarás tranquilo, te será más fácil tener sitio en los albergues etc… Quizás excepto en el Camino Francés que, por lo que se cuenta, está masificado de cabo a rabo.
¿Volvería al Camino?
Lo cierto es que sí. No tiene por qué ser inminente ya que hay muchos viajes que pueden hacerse y es probable que ni siquiera lo haga con final en Santiago. Ahora mismo me parece interesante un Camino del Norte desde Irún hasta Gijón para dejarlo enlazado con el Primitivo de este año. Me permitiría hacer etapas algo más largas para probar a salirme de mi zona de confort ya que este año vi que tenía margen. Además, podría conocer tramos bastante alejados de Galicia que, aunque turísticos, probablemente tengan la ventaja de no ser parte de la masificación. Esto suele facilitar el conocer gente y poder tener conversaciones más agradables y trascendentes. ¿Volveré? El tiempo lo dirá.



